Entre los principios que rigen la Ley de la nueva FP aprobada recientemente, destaca el fortalecimiento de la igualdad. Con una mirada de largo recorrido, en el intento de proveer de formación adecuada a las profesiones intermedias para adecuarlas a las exigencias del mercado laboral, el Ministerio de Educación y Formación Profesional ha incluido la igualdad como un elemento vertebrador en la revisión de este sistema reglado.
Principio de igualdad en la nueva FP
El nuevo sistema de Formación Profesional aprobado por el Gobierno se regirá según una serie de principios, vinculados a su transformación, entre los que se encuentran: flexibilidad, modularidad, accesibilidad, permeabilidad con otras formaciones, corresponsabilidad pública-privada, vinculación entre centros y empresa. Otros principios que definen esta ley son participación, evitación de estereotipos profesionales, innovación, investigación aplicada, emprendimiento, evaluación y calidad del sistema, e internacionalización.
En este artículo, nos centraremos en el principio de igualdad en la nueva FP. De esta forma, recoge la necesidad de garantizar “a todas las personas en condiciones de igualdad, de una formación profesional de calidad en diferentes modalidades y una cualificación y recualificación permanentes con arreglos a itinerarios diversificados, satisfaciendo sus necesidades formativas a medida que se producen y atendiendo a sus circunstancia personales, sociales y laborales”.
Prueba de la importancia concedida a conseguir la igualdad real entre hombres y mujeres, el articulado recoge igualmente como principio “la centralidad de la personas, contribuyendo a superar toda discriminación por razón de nacimiento, de origen nacional o técnico, sexo, discapacidad, o de vulnerabilidad social o laboral, o cualquier otra condición o circunstancias personal o social”.
Por último, se indica de forma expresa la prevalencia de la “transparencia, calidad, accesibilidad, igualdad efectiva de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres, equidad e inclusión”.
Objetivos de igualdad en la nueva FP
Además de en el apartado de principios, la igualdad también aparece reflejada en la Ley de la nueva FP en el apartado de objetivos. De esta manera, el punto 11 indica que se propugnará “el fomento de la igualdad efectiva de oportunidades entre hombres y mujeres en el acceso y el desarrollo del proceso de formación profesional para todo tipo de opciones profesionales y la eliminación de la segregación formativa existente entre mujeres y hombres”.
Por otra parte, en el punto 12 se recoge que la nueva ley incidirá en “la promoción de la igualdad de oportunidades de las personas con discapacidad y, en general, de personas y colectivos con dificultades de inserción socio laboral en el acceso y el proceso de formación profesional habilitante y facilitadora de la inserción en el mercado laboral”.
La igualdad en los destinatarios, centros y entidades
Otros apartados en el que se hace referencia a la igualdad es en el referente a los destinatarios de la oferta de formación. El texto señala que “se promoverá la participación equilibrada de mujeres y hombres en todas las ofertas formativas para la eliminación de sesgos y estereotipos de género”.
En cuanto a los centros y entidades que desarrollen ofertas formativas sostenidas con fondos públicos, se establecen una serie de obligaciones entre las que destaca “fomentar activamente la igualdad efectiva de trato y de oportunidades y la participación equilibrada de mujeres y hombres y contar con personal con formación acreditada en igualdad”.
Para las entidades no pertenecientes al sistema de formación profesional, también se hace referencia al fomento activo de “la igualdad efectiva de trato y de oportunidades de mujeres y hombres y la eliminación de sesgos y estereotipos de género”.
Oportunidades para todos
La nueva FP se enraíza con la búsqueda de oportunidades que trae consigo el cambio tecnológico y económico. Para ello, determina como fundamental la adecuada cualificación y flexibilidad del capital humano para adaptarse a las circunstancias cambiantes de la economía y de la tecnología. Todo ello, en un marco de igualdad de oportunidades para que no se limite este derecho de la ciudadanía recogido en la Constitución.
La persona se sitúa en el centro del sistema para la generación igualitaria de posibilidades que contribuyan al fortalecimiento de la competitividad del país y del tejido productivo basado en el conocimiento conducente a un mejor posicionamiento económico.

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