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Las personas nos diferenciamos de los animales en la tendencia que tenemos hacia la autorrealización, dejando atrás lo que Abraham Maslow llamaba necesidades básicas que gradualmente intentamos satisfacer. Estas son las relacionadas con la propia fisiología individual, la seguridad, la afiliación o, incluso, el propio reconocimiento para estar en búsqueda y alcanzar, en su caso, esta última dimensión de la autorrealización en relación con la propia aceptación y la ausencia de prejuicios. Este planteamiento de las necesidades guarda intrínseca relación con las denominadas, por el mencionado psicólogo, fases proceso del aprendizaje.

Fases del proceso de aprendizaje

Toda persona ante cualquier proceso de aprendizaje transita por cuatro fases en las que se conjuga el grado de consciencia con el nivel de competencia existente en cada caso.

Estas 4 fases o etapas pasan por:

  1. Primer nivel. Inconscientemente incompetente.

Yo no sé que no sé.

Es un estadio en el que parece que no necesitamos conocer según qué cosa ante la ausencia de una necesidad que nos obligue o nos lo haga ver.

2. Segundo Nivel. Conscientemente incompetente.

Yo sé que no sé.

El saber que no tenemos el conocimiento supone un claro detonante para ir a la acción.3

3. Tercer nivel. Conscientemente competente

Yo sé que sé.

Superada la necesidad de conocer sobre una determinada información con consciencia de ello, se está ante un momento de atención plena y focalizada, si bien de manera excesivamente centrada en dicha acción que requiere de la persona total y exclusiva dedicación atenta.

4. Cuarto Nivel. Inconscientemente Competente.

Yo no sé que sé.

Llegado a este punto, se actúa de manera natural e improvisada en base a los conocimientos ya interiorizados y constitutivos de la propia manera de actuar, de nuestra forma de ser e incluso de nuestra propia rutina.

Ampliar la “zona de confort” con el aprendizaje

Si importante es ser consciente y evolucionar salvando las respectivas fases e incrementando el nivel de aprendizaje, más importante, si cabe, es acompañar el proceso en sus diferentes etapas con una actitud flexible. Además es conveniente una apertura mental para reforzar el proceso abrazando las novedades que este cambio supone y desechando el miedo a lo desconocido.

Últimamente, se viene utilizando la conocida frase hecha de “salir de la zona de confort”. En mi opinión no necesariamente las personas tienen que salir de la misma, sino que, en el marco de esa mencionada predisposición a lo nuevo, a la curiosidad por saber, a la mejora y evolución personal y profesional, provocamos lo que se denomina ampliar la zona de confort. Es decir, ir favoreciendo un ámbito cada vez más amplio en el que percibimos seguridad y control.

Cada vez que pasamos de fase en el proceso de aprendizaje, estamos “forzando” dicha apertura y ampliación de lo que hasta entonces era la zona en la que nos sentimos cómodos, tranquilos y seguros para hacer frente a la situación. Ahora bien, a partir del momento en que iniciamos la acción, estamos en continuo proceso de aprendizaje y es cuando pasamos a una etapa de enriquecimiento personal y profesional que puede venir por hacer nuevas cosas sencillas pero diferentes, como otras de mayor entidad realmente transgresoras.

La formación, clave para reforzar el aprendizaje

Sea como sea, en todo este proceso de aprendizaje y en cualquiera de sus etapas, más especialmente en aquellas en las que la persona se hace consciente, protagoniza un papel clave y fundamental la formación, entendida en su más amplia concepción del término. La formación, en definitiva, se perfila como el mejor aliado para reforzar el aprendizaje en general y especialmente en cada una de las diferentes etapas por las que pasamos:

Etapa inconscientemente incompetente: “El saber no ocupa lugar”.

Etapa conscientemente incompetente: “Buen momento para formarse de lo que no se sabe”.

Etapa conscientemente competente: “A Continuar formándose sobre lo aprendido”.

Etapa inconscientemente Competente: “Evolucionar y actualizarse con reciclaje o reinvención” .

En definitiva, nada mejor que enfocarse con entusiasmo en crecer personal y profesionalmente y si es con la ayuda de la formación, mejor que mejor.

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Juan Antonio Jaén

Juan Antonio Jaén

Director de servicios de formación. Fiel defensor de las posibilidades de crecimiento y desarrollo personal y profesional de los trabajadores y alumnos a través de la formación.